#1: Verdades consoladoras. Confiar en la Providencia
Amar las disposiciones divinas es la manera de asegurar nuestra dicha incluso desde esta vida. Nuestras pérdidas, nuestras aflicciones, nuestras humillaciones jamás debemos atribuirlas al demonio ni a los hombres, sino a Dios, como a su verdadero origen. Es preciso que se muestre severo para impedir que corramos a nuestra perdición, su Corazón es quien arma su brazo; cuenta los golpes y en cuanto lo juzgue oportuno, enjugará nuestras lágrimas y derramará el bálsamo sobre la herida. Creamos en el Amor de Dios para con nosotros y no dudemos jamás del Corazón de nuestro Padre.