El impío, en este mundo, parece hacer gala de desconocer el Poder de Dios, viendo a tantos pecadores sin castigo; llega a decir: No, no, no hay Dios ni Infierno y parece no tomar en cuenta lo que sucede en la tierra. Pero cuando venga el día del Juicio, en aquel día grande Dios manifestará su Poder y mostrará a todas las naciones que Él lo ha visto todo y de todo ha llevado la cuenta. Dice San Lucas que los hombres quedarán atónitos de pavor al ver los males que les esperan.