La palabra Pascua significa tránsito, es decir, salida de la muerte del pecado y entrada en la vida de la Gracia. Pero no debemos esperar a confesarnos solamente una vez al año solo por cumplir con el precepto, porque corremos el peligro de perecer en el pecado y perdernos por toda una eternidad.
La humildad, la sinceridad y el dolor no son los mismos de los que se confiesan una vez al año que de los que se confiesan continuamente tratando de limpiar su alma, preparándose adecudamente y haciendo un sincero examen de conciencia, para así alcanzar la Misericordia y el perdón de Dios.