El autor expresa en esta obra su testimonio como testigo presencial de las situaciones vividas durante las apariciones de la Santísima Virgen María en Peña Blanca, Chile. Además quiere hacer notar con gran énfasis que la devoción de la gente sigue viva no solo en Chile sino también en el extranjero, lo cual, dado el tiempo transcurrido, tiene una enorme importancia.