La Nueva Era no es una religión en particular, pero ofrece una amplia gama de ofertas pseudo–religiosas, de credos y doctrinas a veces contradictorios entre sí. No es tampoco una filosofía, pero la implica y es de corte panteísta, monista e irracionalista. No es una secta, pero muchas han surgido bajo su cobijo. Finalmente sacamos la conclusión de que la Nueva Era, de “nueva”, no tiene en realidad nada. Es la vieja farsa, mezcla de paganismo precristiano con fachadas cristianas, que repite el antiguo y primer pecado de Adán y Eva en el Paraíso, el cual, a su vez, era el mismísimo pecado de Lucifer y sus Ángeles rebeldes, que quisieron ser Dioses contra Dios.