Elegir el camino que se quiere andar es una elección necesaria. Y hoy esta elección se plantea con especial dramatismo, pues de nuevo y más que nunca estamos viviendo el tiempo de los mártires. Por eso, quien prefiera eludir el martirio, quizá lo consiga, pero ha de saber que deja el seguimiento de Cristo y que entra en un camino de perdición. Y quien hoy decide ser cristiano, ha de estar firmemente determinado a ser mártir con Cristo y a llevar cada día su cruz.