El Santo Doctor consagra los cuatro primeros capítulos de esta obra a probarnos de diversas maneras la necesidad que tenemos de amar a Jesucristo. Trata también sucesivamente de la paciencia, de la dulzura, de la pureza de intención, del fervor, de la humildad, del menosprecio de la gloria vana, del amor al prójimo, de la conformidad con la Voluntad de Dios, del amor a la Cruz, de la Fe, de la Esperanza y, finalmente, de la fortaleza en las tentaciones y desolaciones espirituales.