La desconfianza viene de la falta de fe; el que desconfía, no cree vivamente que Dios es Omnipotente, lleno de previsión y Bondad. La desesperación hace que la Misericordia de Dios se retire. La desesperación causa en el alma una profunda herida, la agita y la turba, sumergiéndola en las tinieblas. Esperemos mientras dure nuestro aliento; esperemos en Dios durante la vida y en la hora de la muerte.