Con el fin de celebrar santamente la gloriosa Navidad de Jesús, y al mismo tiempo darle gracias por tan grande beneficio, es conveniente que los fieles se preparen desde el 16 de diciembre, haciendo todos los días algunas mortificaciones y devotos ejercicios, y sobre todo confesándose y comulgando. A esto exhortan los Santos Pontífices, concediendo numerosas indulgencias a los que así la practican.