Estas oraciones fueron dadas por Jesús para nuestro tiempo a Magdalena y a J.N.S.R., con ocasión del tercer aniversario de la primera aparición de la Cruz Gloriosa. Plegarias que tienen el mérito de poner de relieve la Misericordia de nuestro Dios siempre pronto a acoger al pecador que se arrepiente. Ellas incluyen una insistencia sobre la urgencia de la súplica en favor de nuestro mundo amenazado por terribles fuerzas destructoras, manipuladas por las potencias del mal.