A los cien años de las apariciones, debemos mirar hacia el futuro. Sobre todo teniendo en cuenta que la Señora se presentó en Fátima como la última esperanza antes del juicio de las naciones. De ahí que, a diferencia de otros trabajos, enfaticemos no solo la maravillosa historia de las apariciones, sino también la actualidad, la vigencia profética de su mensaje. Qué promesas, qué profecías se han realizado y cuáles no. Lo destacamos no mediante conjeturas aventuradas o iluminismos sentimentales. Nuestra perspectiva implica siempre una exploración racional de lo que han dicho los Papas, de Pío XI a Francisco, sobre las palabras de la Señora. Y el análisis de los especialistas, incluso los de textos áridos, porque se han saturado de reflexiones.
Integramos asimismo aspectos, prácticamente desconocidos de Fátima. Por ejemplo, la oposición o la indiferencia de parte de la Jerarquía de la Iglesia. Salvo excepciones, fue el pueblo el que arrastró al Clero a la devoción por la Señora y no a la inversa. Los pastorcitos tuvieron mucho que sufrir por este hecho. Lo cuenta Lucía. Una incredulidad asombrosa. Ya veremos por qué.
He prometido contar TODO. Me refiero no solo al conjunto de las apariciones con sus impresionantes detalles, sino también a la vida y muerte de los tres pastorcitos. Nuevamente insisto en el carácter profético del Mensaje que dejó la Señora, especialmente su “Secreto”, cuyo desarrollo expongo sin omisiones resaltando los vínculos con los sucesos religiosos, políticos y sociales que durante el siglo XX (y en el presente) han marcado y marcarán a Oriente y Occidente.
Número de páginas: 314
Dimensiones: 14 x 21 cm.
Peso: 12,23 oz (346,7 gr.)
"Trabajamos para la gloria de Dios y la salvación de las almas"
Nuestra Fundación distribuye literatura cristiana de varias Editoriales Católicas de Hispanoamérica, pero de una manera particular, difunde su propio fondo editorial, en el que constan las grandes obras de Espiritualidad Cristiana.
"San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén."