La "vida de la venerable Ana María Taigi", difundida profusamente en nuestros humildes hogares, suscitará imitadoras de sus virtudes entre nuestras mujeres del pueblo, hoy desalentadas, desorientadas, sin ideal, pero de buena voluntad; formará de nuevo entre éstas, esposas y madres cristianas; y mediante ellas, hogares y familias verdaderamente cristianas, condición esencial de la renovación cristiana del pueblo.