Las revelaciones hechas a Juliana de Norwich son ciertamente uno de los libros más notables de la Edad media. Las visiones hechas a la pobre reclusa de Norwich merecen parangonarse con las que tuvo su contemporánea Santa Catalina de Siena. Juliana, mística inglesa, vivió la mayor parte de su vida recluida en una celda adjunta a una Iglesia, pero encerrada, en oración y contemplación. Juliana actuó como consejera espiritual y confesora de la gente de Norwich, quienes vivían en una época de peste y agitación, ella se reunía con la gente a través de una pequeña ventana desde su celda. Cuando ella tenía treinta años y medio se enfermó gravemente y recibió una serie de visiones místicas de Jesús que estaban llenas de mensajes reconfortantes del amor y la paz de Dios. Esas visiones fueron finalmente escritas; fue el libro en inglés más antiguo escrito por una mujer del que se tiene conocimiento.