Este libro está integrado precisamente por capítulos en los que Jesús y la Santísima Virgen manifiestan cómo la vida de Ella la vivió en la Divina Voluntad y cómo la Divina Voluntad concurrió en cada uno de sus actos con su acto completo, pleno de bienes divinos, formando en Ella durante toda su vida esa heredad, entre penas y gozos incomprensibles a la mente humana, y la formó no solo para Ella sino para heredarla a sus hijos y dotarlos con todos sus bienes, sin que, con dárnoslos, los pierda o le disminuyan, y ahora, con conocer nosotros esta su gran herencia, podamos tomar posesión de ella. Pues es un gran dolor de nuestra Madre Celestial poseer inmensas riquezas de amor a Dios, de gracia, de santidad, de sabiduría, de belleza, de potencia, etc. y ver que sus hijos no las poseen porque unos no conocen nada de este dote y otros apenas toman algunas migajas y llevan una vida pobre de amor a Dios, pobre de santidad, pobre de sabiduría, etc.
Así que quien quiera hacerse santo, encontrará la dote de santidad de su Mamá Celestial para llegar a la santidad más grande, a la santidad divina; el débil encontrará la dote de la paciencia y de la santidad de las penas de su Mamá Celestial; el que reza encontrará la dote de las oraciones potentísimas de su mamá Celestial; el que quiere agradar a Dios encontrará la dote de la belleza de su Mamá que enamora a su mismo Creador; el que quiere conocer más a Dios encontrarla la dote de la ciencia divina de su Mamá que conoció los secretos más íntimos de Dios; el que comulga encontrará la dote del Corazón materno de su Mamá para recibirla a Jesús con el mismo amor de Ella... En suma, todos sus hijos y herederos encontraremos la grandiosa dote de nuestra amante Mamá para enriquecer inmensamente todos nuestros actos y para suplirnos amorosamente en lo que nos falte.