En el Santísimo Sacramento del Altar está Dios con particular asistencia, pues está en él con real y verdadera Presencia de su Divinidad en el Cuerpo de Cristo, que está debajo de aquellas especies. Si consideramos la grandeza del Sacrosanto Sacrificio de la Misa, el merecimiento de oírla, y los frutos tan colmados y de tan alto valor que se acogen de asistir a ella, son tales que, si en todo el mundo se dijera una sola Misa.