Fernando, que más tarde sería conocido como San Antonio, nació el 15 de agosto de 1195, en Lisboa, Portugal. Su padre fue Martín de Buillón y su madre María Travera. Su papá, caballero del rey, pertenecía a la más alta nobleza, pero lo que vale más, su familia era profundamente cristiana. Fue un excepcional predicador, sus homilías estaban llenas de una profunda sabiduría, su especialidad era la Sagrada Escritura, pues ve en ella a Jesús representado en vivo. Murió el 13 de junio de 1231, y al año de su muerte el Papa Gregorio IX inscribía a Fray Antonio en el catálogo de los Santos y al finalizar el Te Deum, el Pontífice rezó la antífona propia de los Doctores de la Iglesia. A San Antonio se le invoca para la recuperación de los objetos perdidos o extraviados. En Portugal goza de gran prestigio como protector de la paz.