El autor ha querido rasgar con su pluma el denso velo de tristezas que cubre a algunas almas, para dejarles ver, aunque fuese por un resquicio, un rayo de sol, la sonrisa placentera de las estrellas, la eterna danza de los astros.
La alegría es no solo una obligación individual, sino un deber social, debemos nuestras alegrías a nosotros mismos y a nuestros semejantes.