Gabriel García Moreno, ex-presidente del Ecuador, murió acribillado de heridas, en la Plaza de la Independencia de Quito, el primer viernes del mes, un 6 de Agosto de 1875. Él es el recuerdo vivo y perpetuo de la Patria heroica.
La colosal obra estructurada por el Presidente que transformó al Ecuador fue reconocida por toda la población, por los países colindantes, por EE.UU., por Francia e Inglaterra, mereció votos imperecederos del Vaticano por la reforma clerical.
El cumplimiento de los Mandamientos espiritualizó las regiones y los pueblos, y fue posible con el fervor de la ínclita Compañía de Jesuitas, la Consagración del Ecuador al Divino Corazón de Jesús.
El plan del magnicidio estuvo diseñado un año antes del suceso. Todos lo sabían incluso la víctima. La muerte de García Moreno fue producto de un complot organizado y financiado por gobiernos extranjeros, controlados por las sectas, aplicado en el Ecuador por un grupo de exaltados que al delito llamaban “libertad”. Doce personas en total, estuvieron implicadas en el asesinato.
Los Papas y el veredicto universal de la sensatez humana entienden que García Moreno “... debía morir para consolidar la prosperidad de la Patria con la sangre del martirio”.
Pío IX dijo de él que “había caído víctima de su Fe y de su caridad cristiana”, y León XIII, que “sucumbió por la Iglesia, a manos de los impíos”, y el Congreso de 1875, que “vertió su sangre por la santa causa de la Religión, de la Moral, del Orden, de la paz y del Progreso”.
Número de páginas: 190
Dimensiones: 10,5 x 17 cm.
Peso: 4,54 oz (128,8 gr.)
"Trabajamos para la gloria de Dios y la salvación de las almas"
Nuestra Fundación distribuye literatura cristiana de varias Editoriales Católicas de Hispanoamérica, pero de una manera particular, difunde su propio fondo editorial, en el que constan las grandes obras de Espiritualidad Cristiana.
"San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén."