Esta historia de la vida del glorioso Fundador de las Congregaciones del Oratorio, es una traducción del idioma francés, por su exactitud en el relato de los hechos, como por su estilo acomodado al gusto del mundo, seguros que su publicación dará Gloria a Dios, que es admirable en sus Santos, y que lo fue muy particularmente en el ínclito San Felipe Neri, célebre apóstol de la Capital del Cristianismo, cuyas virtudes que en el siglo XVI admiraron al mundo, son hoy tan a propósito para proponérselas como modelo, así como a los que están precisados a vivir en la sociedad, como a aquellos otros que preocupados con las ideas de la época, no quieren conceder a la virtud las verdaderas e inefables alegrías que en ella se disfrutan. Nació San Felipe en Florencia, Italia, en 1515. Era de una modestia encantadora, de una índole suavísima, y de una deferencia para con sus padres que no les dejaba nada que desear. Sus Superiores le amaban por su sumisión para con ellos; los ancianos admiraban sus modales cultos y comedidos; y sus condiscípulos su carácter alegre, sencillo y ameno. Jamás se le vio impaciente; nunca se le oyó hablar mal de nadie: de aquí resultó que todos, de común acuerdo, se acostumbraron a llamarle Felipe el Bueno y esta bondad le ganó el Corazón de su Dios. No dejaba Felipe de predicar contra todo lo que promueva la ambición de los mundanos; y de aquí es que se le oía repetir continuamente: “Nada bueno hay en este mundo; todo es vanidad de vanidad y nada más que vanidad”.
Número de páginas: 336
Dimensiones: 14 x 21 cm.
Peso: 12,75 oz. (361,5 gr.)
"Trabajamos para la gloria de Dios y la salvación de las almas"
Nuestra Fundación distribuye literatura cristiana de varias Editoriales Católicas de Hispanoamérica, pero de una manera particular, difunde su propio fondo editorial, en el que constan las grandes obras de Espiritualidad Cristiana.
"San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén."