Jesús de la Santa Faz:
Este es el Mensaje que le doy al mundo, y a todo el que lea esto.
Que nadie piense que se va a escapar del dolor y el sufrimiento, ya sea durante toda su vida o al final de ella, con días, semanas, meses o años de enfermedad, dolor y sufrimientos; pues todo ello bien aceptado sirve de purificación aquí, y resta Purgatorio después de presentarse el alma ante Dios. Esto es Doctrina cristiana y Católica, pero algunos modernistas, protestantizados y apóstatas, no la aceptan, ellos se consideran salvados sin dolor y sufrimiento expiatorio; no me quieren seguir, quieren llegar a la Resurrección cómodamente y relajados. Están equivocados y equivocando a mi pueblo; si no se arrepienten sufrirán por sus errores. ¡Orad por ellos!
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... La Misericordia de Dios se está prolongando unos años más, que son los que estáis viviendo, para que se puedan salvar más almas. Pero dada la maldad del mundo hoy y la descristianización y Apostasía de mi Iglesia, el Padre ha dispuesto dar un Aviso claro y fuerte a toda esta humanidad de hoy y ahora, para que despierte de sus muchos errores y engaños de Satanás, y vean y comprueben la Luz de Dios y la Verdad de su existencia presente y futura con el Éxtasis de este Aviso; y la destrucción material tras él, así como todas las desgracias que seguirán y el Gran Milagro hasta el Gran Castigo de los impíos, donde acabará esta criba y selección de los salvados para el Cielo, y los escogidos para el Reino de la Paz.
De aquí la gran importancia de que os preparéis bien espiritualmente para llegar al Gran Aviso y al Éxtasis que tendréis en él. Con la Luz de Dios y el Santo Rosario de Jesús Resucitado...
Número de páginas: 122
Dimensiones: 12,5 x 19 cm.
Peso: 3,99 oz (113,3 gr.)
"Trabajamos para la gloria de Dios y la salvación de las almas"
Nuestra Fundación distribuye literatura cristiana de varias Editoriales Católicas de Hispanoamérica, pero de una manera particular, difunde su propio fondo editorial, en el que constan las grandes obras de Espiritualidad Cristiana.
"San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén."