Ser santo no es privilegio de unos pocos, sino un deber de todos. No hay que hacer cosas raras. Solo hacer lo ordinario de cada día de modo extraordinario.
El mensaje de santidad es para todos sin excepción. Y esto que parece tan cierto y seguro, no todos lo pueden entender. Por eso, Dios manda, de vez en cuando, Santos a la tierra para recordárnoslo. San Josemaría fue uno de ellos.
Al recordar su vida, vemos que amó con locura a Jesús Eucaristía, a María nuestra Madre y al Ángel de la Guarda. Vivía la comunión de los Santos con los hombres de la tierra y con los Santos del Cielo. Y supo mortificar su cuerpo para poder dirigirlo más fácilmente al servicio de Dios y de los demás, sin dejarse llevar de los deseos y gustos naturales del placer y comodidad. Entre los dones sobrenaturales que Dios le otorgó, se destacaron entre otros, el don de hacer milagros en vida, el de la profecía, las locuciones interiores y el conocimiento sobrenatural.
Dios edificó, por su medio, el gran edificio de la Obra de Dios, del Opus Dei, al que actualmente pertenecen unas cien mil personas de los cinco continentes.
Que la vida de San Josemaría te anime a seguir más de cerca a Jesús; que vivas en el mundo sin ser mundano, y trabajes en él, no solo para conseguir cosas materiales, sino para construirte un Cielo en el que seas feliz eternamente. Recuerda: tú puedes ser santo. Dios te ha dado esa vocación desde toda la eternidad (Ef 1, 4).
Número de páginas: 408
Dimensiones: 12,5 x 19 cm.
Peso: 12,82 oz. (363,5 gr.)
"Trabajamos para la gloria de Dios y la salvación de las almas"
Nuestra Fundación distribuye literatura cristiana de varias Editoriales Católicas de Hispanoamérica, pero de una manera particular, difunde su propio fondo editorial, en el que constan las grandes obras de Espiritualidad Cristiana.
"San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén."