¿Pero qué está buscando Jesús? Él busca alguna puerta abierta, un corazón que acepte la cruz, y, mientras busca la huella de su Sangre marca el camino. Queridos hermanos, que la Sangre de Jesús nunca venga algún día a gritar: “Les he ofrecido la cruz, y ustedes no la han acogido”. Es con la Corona de Espinas y la Cruz que viene Jesús. Acojámosle al aceptar la Voluntad Divina con amor y sumisión, sin otro interés que su Gloria. Las espinas y la cruz se disimulan bajo formas muy comunes: la enfermedad, un empleo contrario a los gustos personales, una falta de consideración, la convivencia con personas de caracteres y hábitos contrarios, la oposición de los prójimos, las humillaciones, fracasos y otras cosas parecidas. Jesús alimenta nuestras almas con sus enseñanzas, y también nos cura físicamente, si Él lo quiere. Pero sobre todo cura nuestras almas de las enfermedades que nos impiden entrar en el Cielo…
Esta obra tiene su origen en un ambiente de sufrimiento. Fue escrita por una religiosa que padeció duros sufrimientos a causa de una grave enfermedad. Provista de los permisos requeridos ella escribió, en gran parte en su cama, a menudo con fiebre, pero sostenida por la idea de así poder procurar tal vez algunos consuelos y luces a otras almas afligidas. Sus escritos han sido leídos con gran beneficio, primero por sus compañeros enfermos; luego fueron mecanografiados, revisados y puestos en forma. Se espera que esta obra siga haciendo mucho bien a muchas otras almas que sufren.
Número de páginas: 196
Dimensiones: 9 x 13,5 cm.
Peso: 3,18 oz. (90,4 gr.)
"Trabajamos para la gloria de Dios y la salvación de las almas"
Nuestra Fundación distribuye literatura cristiana de varias Editoriales Católicas de Hispanoamérica, pero de una manera particular, difunde su propio fondo editorial, en el que constan las grandes obras de Espiritualidad Cristiana.
"San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén."