El que vive en Gracia de Dios, por regla general no teme la muerte. También la enfermedad o una vida de sufrimientos, sean cuales sean, transforma generalmente este temor en una fuente de Gracia. Cuando se comprende, pues, que el dolor nos obliga a someternos a múltiples sacrificios, nos prepara eficazmente para la rendición de nuestras cuentas ante el Tribunal del Salvador, nuestro Juez. Cuanto más nos purifica el sufrimiento, tanto más disminuye también el temor a la muerte. Porque al temor se sustituye, poco a poco en el alma, por una muy dulce paz. Cuanto más se acerca la muerte, mejor se comprende que es para nosotros el camino que conduce a la resurrección. Por eso ya no la tememos. El tiempo del sufrimiento nos preserva de las seducciones, nos acerca a Dios, y hace de nosotros instrumentos aptos para reparar los pecados de los que no aprovechan las Gracias del Señor.
Esta obra tiene su origen en un ambiente de sufrimiento. Fue escrita por una religiosa que padeció duros sufrimientos a causa de una grave enfermedad. Provista de los permisos requeridos ella escribió, en gran parte en su cama, a menudo con fiebre, pero sostenida por la idea de así poder procurar tal vez algunos consuelos y luces a otras almas afligidas. Sus escritos han sido leídos con gran beneficio, primero por sus compañeros enfermos; luego fueron mecanografiados, revisados y puestos en forma. Se espera que esta obra siga haciendo mucho bien a muchas otras almas que sufren.
Número de páginas: 150
Dimensiones: 9 x 13,5 cm.
Peso: 2,60 oz. (73,8 gr.)
"Trabajamos para la gloria de Dios y la salvación de las almas"
Nuestra Fundación distribuye literatura cristiana de varias Editoriales Católicas de Hispanoamérica, pero de una manera particular, difunde su propio fondo editorial, en el que constan las grandes obras de Espiritualidad Cristiana.
"San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén."